52 MILLAS AL NORTE
A mis ventanas
y su empeñoso mirar.
Todo suena tan inestable que el hueco que lo espera
teme ser rebosado de insignificancia
por lo pronto, la ventana
la única retina que asume lo cotidiano con rectangularidad y honradez,
sin que ningún párpado humedezca lo que su empeñoso mirar registra
Son heroicas mis ventanas
porque con el tiempo han aprendido a mirar para adentro
Mirarme
siendo ya demasiado para una pobre y aguzada ventana,
aún así sospecho que lo hacen con dulzura,
con autoridad pública y desapremio
admiro su silencio, su solicitud y puntualidad
para defenderme del escalofriante panorama de una ciudad cada vez más desconcertante y afrentosa.
JUAN SALAZAR NY
invierno del 94.