Me permito en tus mejillas casa de Lucy
Mansión de veraneo con balcón hacia la campiña, que apunta ciegamente hacia una estrella bien nublada
Pensé en las mañanas de la mansión y en ese olor a hierba recién podada poblando todo el cuarto de Lucy
La luz que muerde los ladrillos e ilumina ferozmente la hiedra que se empecina en los bordes de aquel abismo
Así Lucia la casa
En el jardín efervescente, la tarde y sus columnas vertebrales demolían recuerdos de gran dulsura.
La casa es una iluminación a obscuras que gravita en la memoria de Lucy y yo
Esos días de la avenida C…obscuros…luminosos, ancestrales
Las personas daban vueltas como en un carrusel y unas suben y otras bajan, como burbujas van quedando los rostros de algunas noches memorables, lluvia de estrellas y poetas al son de la hierva…buena
Otros son fugitivos de otras casas, que se quedaron cerca de muchas cosas que a veces quedan grandes
Como las visitas a montones o los montones de anfitriones ajenos a sus casas
Así se van quedando las confianzas aletargadas en un rincón, sintiendo, acumulando infracciones para poder regresar y continuar la visita postergada cada vez… y cada vez había una vez, y la poesía todo lo poseíe, su ingravidez se agravaba de sensatez , y aquí voy.
Porqué la casa de Lucy, censillo por que allí por lo regular me escapaba para tomar un descanso de las agotadoras faenas de puerta diez, a todos me les perdía y nadie, pero nadie sabia adonde estaba el anfitrión. Era deliciosa aquella franquicia para mi espiritu, una distracción gratiuita que me permitia sustraerme de todo aquello para recapitular olgada y gososamente en aquella tranquilidad
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