lunes, 19 de julio de 2010

La Casa de Lucy
Me permito en tus mejillas casa de Lucy
Mansión de veraneo con balcón hacia la campiña, que apunta ciegamente hacia una estrella bien nublada
Pensé en las mañanas de la mansión y en ese olor a hierba recién podada poblando todo el cuarto de Lucy
La luz que muerde los ladrillos e ilumina ferozmente la hiedra que se empecina en los bordes de aquel abismo
Así Lucia la casa
En el jardín efervescente, la tarde y sus columnas vertebrales demolían recuerdos de gran dulsura.
La casa es una iluminación a obscuras que gravita en la memoria de Lucy y yo
Esos días de la avenida C…obscuros…luminosos, ancestrales
Las personas daban vueltas como en un carrusel y unas suben y otras bajan, como burbujas van quedando los rostros de algunas noches memorables, lluvia de estrellas y poetas al son de la hierva…buena
Otros son fugitivos de otras casas, que se quedaron cerca de muchas cosas que a veces quedan grandes
Como las visitas a montones o los montones de anfitriones ajenos a sus casas
Así se van quedando las confianzas aletargadas en un rincón, sintiendo, acumulando infracciones para poder regresar y continuar la visita postergada cada vez… y cada vez había una vez, y la poesía todo lo poseíe, su ingravidez se agravaba de sensatez , y aquí voy.
Porqué la casa de Lucy, censillo por que allí por lo regular me escapaba para tomar un descanso de las agotadoras faenas de puerta diez, a todos me les perdía y nadie, pero nadie sabia adonde estaba el anfitrión. Era deliciosa aquella franquicia para mi espiritu, una distracción gratiuita que me permitia sustraerme de todo aquello para recapitular olgada y gososamente en aquella tranquilidad